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El “independentismo” se está posicionando en la empresa y no es una moda pasajera, sino una tendencia creciente si hablamos de aportación de valor y costes.
El actual contexto hace confluir dos aspectos que lo potencian: por un lado la pandemia, que unida al conflicto de Ucrania, mercados cambiantes y cambio conductual en la sociedad en general ha acelerado la transformación digital y ha cambiado la manera en que trabajamos.
A ello hay que unir la reestructuración de la cadena de valor personal. Ahora priorizamos el tiempo y la salud por encima de todo, lo que ha llevado a muchas empresas a buscar nuevos enfoques y soluciones para afrontar el desafío.
Según el informe de la agencia de recursos humanos Adecco, “El mercado laboral en la era post-COVID-19”, el 65% de las empresas confía en que los profesionales senior independientes, que ya representan el 15% de la población activa, jugarán un papel fundamental en la economía del futuro.
Además, el 87% de las empresas considera que son más flexibles que las consultoras externas, lo que les permite adaptarse a las necesidades del mercado.
Dicha situación ha provocado que los departamentos de recursos humanos tengan un papel fundamental con el objetivo de retener talento y optimizar la gestión de personas. Hoy es de obligado cumplimiento que las compañías se esfuercen en cohesionar las competencias de los departamentos y crear una identidad de equipo. Pero para abordarlo de un modo eficiente, hay que revisar el activo de la marca previamente a la implantación del employer branding.
Hablamos del paso de la cultura de empresa a la cultura de marca interna y externa.
En este contexto, la apuesta por el talento senior independiente para generar una transición de cultura de empresa a cultura de marca es una decisión donde la respuesta es ágil, eficiente, con una alta aportación de valor y comedida en costes.
La consultora especializada en la gestión de talento Lee Hecht Harrison destaca en su informe “La externalización y el futuro del trabajo” que la externalización se está convirtiendo en un fenómeno global que afecta a todos los sectores, y que se espera que el mercado alcance los 105.000 millones de dólares en 2025.
Las empresas están buscando cada vez más el talento independiente para desarrollar proyectos específicos, resolver situaciones complejas o llevar a cabo procesos de cambio en su cultura de marca.
Un cambio de paradigma donde el auge del “independentismo” está barriendo a grandes players de la industria.
Muchas plantas directivas se están dando cuenta de que las grandes agencias ya no son la única opción para llevar a cabo el reposicionamiento y revisión de la propuesta de valor. En este sentido, las grandes consultoras están perdiendo terreno frente a los talentos independientes. Hace unos años, muchas de ellas adquirieron agencias de publicidad para fortalecer su oferta de servicios, pero esta fórmula no ha funcionado como esperaban.
La razón es sencilla: la cultura y el modo de trabajo de las consultoras no encajan con el perfil de los creativos publicitarios.
De este modo, contar con un partner integrado para atender soluciones específicas mejora el posicionamiento diferencial y alinea a la organización para ser mas productivos, retener talento y obtener un orgullo de pertenencia.
Una decisión que además, sin restar importancia a la calidad del servicio, suele ser más rentable en costes y arroja los mismos resultados respecto a la contrata de grandes consultoras.
Ahora si, ahora mas que nunca apostar por el “independentismo” es clave para el futuro de las empresas cuando requieren una atención a uno de los activos con mas valor, la marca.
